6 ene 2011

Ψ El diván IV: Antisocial


Sociópata. Antisocial. Es lo mismo. 

El trastorno antisocial pertenece al grupo B de trastornos de personalidad (esto es, del tipo emocionales / erráticos), donde se hace gala de la falta de remordimientos, la falta de escrúpulos y, en definitiva, la falta de humanidad del sujeto. 

Aquellos que lo padecen huyen de lo establecido o no saben adaptarse, no pueden cuadrar sus actos a la norma y, como consecuencia, establecen sus prioridades partiendo de sus propios impulsos. Por tanto, ya fuese su origen hereditario o bien aprendido (porque la familia directa tiene una importancia capital) al final quienes lo pagan son los demás, sus actos. Por tanto, es normal ver a este tipo de trastornos relacionados con delitos graves.

Aún así, su personalidad destructiva no está exenta de una alta inteligencia, pues les hace capaz de interpretarse a sí mismos, esto es, actúan cojonudamente pues carecen totalmente de empatía hacia su interlocutor, siendo muy pero que muy persuasivos y locuaces. Para más INRI, su egocentrismo les impide ver la crítica ajena (y ni les importa) por lo que su persuasión es un arma perfecta. Sin embargo, su único éxito en las relaciones es ése, conseguir todo aquello que quieren sin el más mínimo interés por la otra persona. Seres incapaces de amar...más allá de amarse a ellos mismos.


Otro dato peculiar es la búsqueda de "sensaciones" (coloquialmente podríamos decir "fuertes") que les permite alcanzar, como una motivación vital más, el control que le ha privado la sociedad. Idealizan un fin, un deseo, otro impulso más que los lleven a la destrucción que tanto desean, sin calibrar los medios ni los costes. Que haya gente de por medio no importa.
Huye de ellos, ahora que puedes.