29 dic 2010

Historia movida III: Akenatón, el faraón hereje





Akenatón, hijo de Amenofis III, marido de Nefertiti y padre de Tukankamón. Se trata de una de las figuras más enigmáticas del Antiguo Egipto, del faraón que le dio la espalda al panteón egipcio y que se erigió como sumo pontífice (junto con su mujer principal, Nefertiti) de una de las primeras religiones monoteístas de la Historia: la del culto al disco solar, Atón. Conocemos realmente poco acerca de su época ( siglo XIV a.C.)   precisamente por el caos que provocaron sus actos y que estuvieron a punto de acabar con lo que conocemos hoy como el Imperio Nuevo.


Esto se debe a la damnatio memoriae con la que faraones posteriores maltrataron su legado, como Horemheb, caudillo militar que al ascender al trono después de tres reinados breves y misteriosos como fueron los de Semenejkara, Ay y Tukankamón se dedicó a borrar la época amarniense, quizás el período más original del Imperio Nuevo.


A este periodo le debemos entre otras cosas, la confusión que supone ponerse delante de un busto de Ajenatón y ver esos labios salchicheros, esos ojos rasgados, ese mentón prognato, esa cabeza abombada...y en general, distintos rasgos que vuelven locos a los egiptólogos para ponerse de acuerdo de si se trata de una época con marcados estilos artísticos diferentes a todo lo que se conocía antes o de si, como se ha estado especulando desde que se estudia esta época, de un faraón ( y, en general, el final de una dinastía) castigado físicamente por la endogamia. Nunca verás a dos egiptólogos ponerse de acuerdo acerca de esto.


A diferencia de las divinidades del panteón egipcio, véase Osiris, Isis, Ptah, Ra, Seth, Bastet... la representación del dios Atón no suponía una recreación física, sino una simple representación de una entidad desconocida. Es decir, el Sol o disco solar fue la figura con la que se representó a este dios durante el Período de Amarna, pero Él no era el Sol, Él lo era todo; mientras, al resto de divinidades se le atribuían cualidades físicas antropomórficas y de animales (ej: Horus-Re era representado como un hombre con cabeza de halcón, Osiris como un cadáver embalsamado y sin cuca, Anubis como un hombre con cabeza de chacal,etc).



Sin embargo, el cisma no se produjo porque apareciera una nueva deidad, ya que el propio panteón egipcio consistía en una amalgama de creencias, divinidades arcaicas,  deidades nuevas, extranjeras...que convivían para mantener el Maat u orden universal.


La llegada de Atón se cargaba ese orden cósmico y, por tanto, político. Hablamos de dioses cuyas interpretaciones y designios eran mediados por sumos sacerdotes que no estaban dispuestos a perder ni un ápice de influencia política en especial los más poderosos, los de Amón, los cuales se enfrentaron cara a cara tanto con la nueva deidad como con Akenatón, el cual llevaba únicamente cinco años en el trono.


El faraón hereje desmanteló y prohibió los otros cultos, probablemente al comprobar que no existiría la paz entre los distintos cultos y porque, qué coño, se hacía lo que el faraón decía. A su vez, la capital se trasladó a Tell-el-Amarna, un erial donde se hizo construir toda una ciudad en medio de la nada por designio del chalado real.


A la muerte de Akenatón los cultos se reanudaron y, como se comentó anteriormente, su reinado fue amenazado por el olvido, producto del odio generado. Irónicamente, el culto de Atón o, más bien, el dios del disco solar fue nombrado con anterioridad al faraón hereje. Concretamente hablamos de su abuelo, Amenofis III, que también coqueteó con otra deidad solar, en este caso el de Ra-Horajti quien, según el cuento, le susurró en el oído que desenterrara una estatua suya para recuperar su culto, que Él era el dios único y blablablá...a quién coño le importa eso.


¿Por qué las principales religiones monoteístas nacen después de haber predicado o, directamente, haberse perdido por el desierto?